"RAZORBACK: LOS COLMILLOS DEL INFIERNO" (1984) Viaje ácido a Australia
[RESEÑA] Un viejo cazador y un americano unen fuerzas para darle caza a un jabalí de enormes proporciones que ha devorado a sus seres queridos.
Ya en anteriores ocasiones hemos reseñado cine delirante proveniente del fin del mundo. Pero nunca nos habíamos topado con un filme tan extraño como perturbador. Y "Razorback: colmillos del infierno" es sólo comparable a un viaje provocado por alucinógenos.
El director Russel Mulcahy es un veterano en el cine de género. En su haber tiene filmes de culto como "Highlander 2", "Resident Evil: Extinción" y una respetable cantidad de vídeos musicales de artistas como Durán Durán, Queen y Spandau Ballet. Últimamente ha estado ocupado dirigiendo episodios de la serie de TV "Teen Wolf".
Y precisamente esa estética de videoclip es la que le da una atmósfera bastante extraña a "Razorback", una historia de por sí bastante bizarra, a medio camino entre "Moby Dick" y la trilogía orignal de "Mad Max".
DE LA TRAMA
Si algo hemos aprendido en los documentales sobre la naturaleza es que el territorio australiano es de los más agrestes e inhóspitos que todavía existen en el planeta.
Y este filme fue rodado en uno de los más salvajes y despoblados de aquellas latitudes.
Un anciano cazador es acusado de la desaparición de su nieto de dos años y es llevado a juicio. Casi nadie le cree que se lo llevó un enorme jabalí salvaje una noche en que él cuidaba del pequeño.
Por falta de pruebas, Jake Cullen (Bill Kerr) es absuelto pero con un velo de duda, y este jura darle caza al jabalí que se llevó a su nieto para demostrar su inocencia.
Tiempo después, una periodista ecologista neoyorquina quiere hacer un reportaje sobre el maltrato de los canguros y las malas prácticas de una fábrica de conservas de carne.
Cuando entra a hurtadillas a la fábrica es descubierta por dos hermanos bastante perturbados que la persiguen en la carretera desértica y de noche. Cuando le dan alcance intentan violarla pero aparece el enorme jabalí y los ahuyenta. La chica está herida y es presa fácil del animal.
Su prometido Carl Winters (Gregory Harrison) no se traga la versión de las autoridades australianas que afirman que la periodista tuvo un accidente de carretera y decide ir a investigar por su cuenta.
Contacta con los hermanos de la fábrica y se hace pasar por un turista en busca de emociones fuertes. Estos se lo llevan a cazar canguros por la noche pero como desconfían de él lo dejan perdido en el desierto.
Carl se pierde y vaga varios días por los áridos páramos australianos y sufre de alucinaciones en la que aparecen jabalíes, esqueletos de caballos que cobran vida y extraños paisajes que parecieran de otro planeta.
Es rescatado por una joven que estudia la fauna local, quien lo pone en contacto con el viejo cazador, quien le asegura que su esposa fue devorada por un jabalí, así que unen fuerzas para darle caza.
Para colmo, deben lidiar con la amenaza de los hermanos perturbados que descubren que Carl es en realidad el viudo de la periodista y deciden eliminarlo para encubrir su intento de violación.
El final es bastante alucinante en el que no faltan relámpagos cayendo en seco en la fábrica de conservas y una lucha cuerpo a cuerpo entre uno de nuestros héroes y el enorme jabalí.
ASÍ LA VIMOS
Teníamos años de no saber de esta película. La vimos una tarde que nos escapamos del colegio allá por mediados de los ochentas y nos fuimos a meter a los cines Capitol que estaban de moda por ese entonces.
Ahora que la hemos vuelto a ver para nuestra maratón de "Cuando los animales atacan" nos vuelve a dejar ese mismo gusto de haber hecho un "viaje" sin necesidad de consumir algun psicotrópico.
Y es que el filme no sigue los convencionalismos a los que nos tiene acostumbrado el cine made in Hollywood.
Las actuaciones no son del todo brillantes pero las situaciones a las que el director lleva a los personajes no dejan de perturbar.
Como cuando los hermanos deciden romperle las piernas con un hacha al viejo cazador y dejarlo en una laguna asquerosa para que la sangre atraiga a jabalíes salvajes para que lo devoren.
Y no digamos la secuencia alucinógena de Carl cuando está perdido en el desierto, plagada de esqueletos de animales que se ríen y su viaje por lo que parece ser un glaciar mientras en el cielo llueven bengalas. ¿Se recuerdan del viaje espiritual de Homero Simpson cuando se come un chile quetzalteco? Hagan de cuenta.
Además, la fotografía es bien bizarra, rodada con infinidad de filtros que le dan una apariencia lúdica a todas las escenas. No sé si haya sido la intención de Mulcahy mostrar a Australia como si fuera un paraje de otro planeta. El final es abrupto y nos deja con muchos signos de interrogación en la cabeza.
EN RESUMEN
• ¿Vale la pena verla? Pues sí. Con esta son dos veces que la veo y probablemente la vuelva a ver en algunos años, cuando se me olvidé de qué va.
• ¿Da miedo? No del todo. El jabalí se nota a leguas que es un animatronic y de todas maneras se ve poco. Da más miedo la conducta antisocial de los hermanos carniceros.
• ¿Dónde la puedo encontrar? Siendo un filme independiente y venido de tan lejos, es un poco difícil de hallar. Nosotros la encontramos con nuestro corsario de confianza, aunque no descartamos que pueda andar rodando en algún sitio de streaming en la red.
¿Ya la vieron? ¿La verán? ¿Qué les pareció? Nos dará gusto saber su opinión.
Ficha técnica:
Nombre original: Razorback
Dirección: Russell Mulcahy
Elenco: Gregory Harrison, Bill Kerr, Arkie Whiteley
Año: 1984
Estudios: Greater Union
País de origen: Australia
Duración: 1h35m
Relación de aspecto: 1:33
Visionado: DVD Standard 2D
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