"LOS 8 MÁS ODIADOS" (2015) Tarantino en su salsa... ranchera

[RESEÑA] Tarantino debería competir en "Master Chef". Logró una mezcla perfecta de suspenso, paranoia, violencia gratuita y misoginia, todo aderezado al mejor sabor de spaguetti... western, claro está.




Primero lo primero. Las películas de vaqueros como van agarrando su tercer aire en el cine. Solo en esta temporada se han estrenado tres filmes: "El renacido" (esa que tiene esperanzado a DiCaprio de ganar su primer Oscar), "Jane got a gun" con Natalie Portman y que aún está por estrenarse por estos lares, y finalmente "Los 8 más odiados", octava película del buen Quentin, y que hoy nos ocupa.

Tarantino, admirador confeso de Sergio Leone y Sergio Corbucci logró un homenaje impecable a aquellas películas que terminaron de freir sus neuronas cuando atendía un videclub y sus sueños de cineasta eran solo eso, sueños.

Quizás "Los 8 más odiados" sea el filme que más se nutre de referencias a otras películas, pero tiene la virtud de atrapar desde el inicio, un poco lento eso sí, pero que cuando llega el momento,  te deja sin aliento al final. 

Desde luego, no es su mejor obra, pero no tiene nada que envidiarle a otros retoños suyos como la saga "Kill Bill" o "Bastardos sin gloria"

DE LA TRAMA
La historia abre con una diligencia que se abre paso a través de la nieve en las montañas de Wyoming. Ahí viaja el rudo cazarrecompenas John Ruth (Kurt Russell) con una mujer condenada a la horca, Daisy Domergue (Jennifer Jason Leight).

Ellos va al pueblo de Red Rocks para hacer cumplir la sentencia de Domergue, pero en el camino se encuentran al mayor Marquis Warren (Samuel L. Jackson), veterano de guerra venido a cazarrecompensas, quien también lleva su propio cargamento de cadáveres al mismo destino.

El objetivo de ambos es llegar cuanto antes a la posada de Minnie antes que una tormenta de nieve los alcance. Desde los primeros diálogos se va hilando tensión entre los personajes. 

Ruth, no duda en golpear a cada momento a Daisy, torturándola con la idea de su ejecución. En el camino se les une Chriss Mannix, un hombre que asegura ser el nuevo sheriff de Red Rocks.

Cuando finalmente llegan a la posada, encuentran una variedad de personajes, entre los se encuentran un general retirado y enemigo de Marquis, un mexicano a cargo del lugar, un vaquero que va a visitar a su mamá, y el verdugo de la región.

Los ocho quedan atrapados en la cabaña sin remedio a causa de la tormenta, pero algo no anda bien. Ruth, zorro viejo, intuye que algunos de ellos está ahí por otra razón.

La duda mata y obviamente ningún de estos personajes confía en los demás. Así que la tensión va escalando a medida que avanza la noche y cada quien empieza a demostrar su veradadera cara.

El cineasta, quien también firma el guión, aprendió bien el negocio. El ritmo lento de la película se justifica pues como si fuera un pavo al horno se va dorando lentamente hasta lograr ese punto justo de jugosidad y sabor que satisfacen al paladar más exigente...  (creo que tengo hambre).



ASÍ LA VIMOS

Decíamos al inicio que la historia se nutre de otras producciones para ofrecer algo nuevo. Se nota descaradamente la influencia de Corbucci en la puesta en escena, en la que Tarantino recrea imágenes de "El gran silencio" (1968), joya imprescindible del spaguetti western.

De ahí toma prestado los paisajes nevados y la tensión entre forajidos que desconfían hasta de su sombra. Le agrega toques de paranoia de "La cosa de otro mundo" (1982) al punto que presenta al mismo protagonista: Kurt Russell.

Súmele la tensión del encierro que ya el director había abordado en "Perros de reserva" (1992) y un par de tiroteos con duelo mexicano incluído y tenemos un festín de tres horas que nos dejará muy satisfechos.

La analogía gastronómica no es por gusto. Los filmes de Tarantino no son solo para la vista. Es una experiencia sensorial que debe disfrutarse con todos los sentidos. La banda sonora es impecable, gracias a la experiencia de Ennio Morricone, compositor de siete suelas y curtido en el arte de musicalizar westerns.

No entiendo la razón de Quentin de filmar en película de gran formato (70mm) para mostrar una historia que ocurre principalmente en un espacio reducido pero he de reconocer que las pocas escenas exteriores, sobre todo en el primer acto, son de una belleza extraordinaria. 

Es una lástima que la modernidad dejó atrás a salas como el Reforma, el Lido o el Fox, cines más que apropiados para proyectar el filme en toda su gloria panorámica. Así que tendremos que conformarnos con lo que hay. Quizás en Blu Ray...



EN RESUMEN

Ni se les ocurra verla en la televisión, mucho menos en una tablet, el celular o la computadora. El filme merece ser una experiencia cinematográfica con todas las de la ley.

¿Vale la pena verla? Seguro, aunque si ud. está acostumbrado al cine chatarra, se va a quedar dormido a los 20 minutos.

¿Subtitulada o doblada al español? ¡Por el amor de Dios! No sé a quién se le ocurrió la aberrante idea de traer las películas dobladas. Este es un filme que merece verse en su idioma original para captar todas las sutilezas del lenguaje y el acento vaquero que se usaba en aquellos años.

¿Debo ir con una chica a verla? Sólo si tiene un gusto adquirido por el cine tarantinesco.

COSAS QUE APRENDÍ VIENDO "LOS 8 MÁS ODIADOS"

1 Un negro respira tranquilo sólo cuando los blancos no tienen armas.

2 Tarantino tiene una fijación sobre castrar a sus personajes en todas sus películas y de las formas más enfermizas posibles.

3 Desconfíar de ahora en adelante cuando encuentre una jarrilla de café en la estufa.

4 Los mexicanos no saben mentir.

5 En el salvaje oeste, siempre había tiempo para tocar villancicos navideños en un piano.




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