"SCREAM" (1996) O cómo reinventar al típico asesino serial

[RESEÑA] Un psicópata va detrás de Sidney Prescott en la víspera del primer aniversario del asesinato de su madre.

En los ochentas, el subgénero del slasher o asesino serial tuvo su época dorada en la gran pantalla con importantes aportaciones como los personajes de Jason Vorhees (Viernes 13) o Freddy Krueger (Pesadilla en la calle Elm).

Pero Hollywood, experto en exprimir hasta la última gota de interés del público, cansó a la audiencia produciendo numerosas secuelas de estas sagas sin importarle la calidad de las mismas.

Para principios de los noventa, el tema parecía agotado pero el visionario director Wes Craven, creador de Krueger, se dio a la tarea de refrescar la pantalla con un nuevo asesino serial que no respondía a las reglas tácitas de una película de horror y con rostros nuevos salidos de la TV, atractivos a una nueva generación de cinéfilos.  

LA TRAMA 
La cinta abre con una misteriosa llamada que recibe Casey (Drew Barrymore) cuando está sola en su casa. Es un desconocido que la invita a jugar un juego mortal.

Ella debe responder a ciertas preguntas sobre cine de terror para salvar la vida de su novio y de ella misma, pero falla, así que tiene una muerte espeluznante.

Casey era amiga de Sidney, una chica que aún no supera la muerte de su mamá, asesinada un año antes. Cuando el asesino que usa una grotesca máscara de látex la ataca, es claro que tiene relación con su tragedia familiar.



Sidney y sus amigos más cercanos teorizan sobre quién podría ser el asesino al tiempo que deben lidiar con una antipática reportera de TV con más ego que ética profesional.

Ella y nuestra heroína tienen una rivalidad pues mientras Sidney ha acusado al amante de su mamá como quien la mató, la cazanoticias cree que este ha sido encarcelado injustamente.

Uno a uno, los adolescentes van cayendo bajo el cuchillo de Ghostface (sip.. así se llama el asesino de esta saga) pero hay algo que no encaja del todo. Sidney se empieza a preguntar si el sicópata es alguien cercano a ella o al asesino de su madre.

ASÍ LA VIMOS
La historia es sin discusión, una copia al carbón de la innumerable lista de películas de asesinos seriales de la época, pero su virtud descansa en la forma en que fue presentada.

Craven retrata el correr de los tiempos con importantes cambios en los personajes. Ya no son aquellos torpes adolescentes que no razonan ante un momento de peligro. Sidney por ejemplo, ya no es la clásica damisela en peligro sino que enfrenta sus miedos y le da pelea a su acosador.

De hecho la generación noventera se retrata con otra mentalidad, y sabe que no debe romper ciertas reglas si no quiere morir: No se debe tener sexo premarital, no debes consumir drogas o alcohol, no debe decir "ya regreso" porque no lo harás y todo mundo es sospechoso.

Con esto, el cineasta intenta con humor contrarrestar las críticas a las películas de asesinos, a las que la sociedad conservadora acusó en su momento de incitar al crimen.

Como dice uno de los personajes: "Las películas de miedo no crean asesinos. Los que ya son asesinos solamente se vuelven más creativos".

Con grandes dosis de humor negro, gore y horror visceral, "Scream" entretiene, pone a prueba nuestro conocimiento sobre el cine de miedo y, claro, nos regala generosos primeros planos de una de nuestras scream queens favoritas: Rose McGowan.   
 
 


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