"TEMBLORES" (2019) La Guatemala que no queremos ver

[RESEÑA] La "salida del closet" de Pablo, exitoso profesional, esposo y padre de familia, provocará un cisma en su familia y su sistema de creencias. 



Escribe: Giovanni Aldana

Nunca he entendido por qué el cine guatemalteco es bastante temeroso a la hora de explorar tópicos que no tengan que ver con el Conflicto Armado Interno. En lo que va del año, han sido estrenadas al menos tres películas sobre ese tema, con mayor o menor aceptación del público.

Jayro Bustamante decidió salirse de lo usual con su segunda película "Temblores" y toca otros temas igual de espinosos o quizás más: La intolerancia, el conservadurismo, la homosexualidad y la religión.

El mismo director dijo hace unos días durante el pase de prensa de la película, que temía que la temática abordada por "Temblores" pudiera levantar ampollas en algunos sectores sociales. Pero hasta el momento no ha sido así.

Quizás porque el director hizo un trabajo excepcional con la historia y le dio un tratamiento bastante cercano a la realidad. Y es que "Temblores" nos desnuda como sociedad y uno como espectador no puede evitar por momentos voltear la cara pues nos sentimos aludidos en mayor o menor medida por lo que vemos en pantalla.

Pero ojo, que no se trata solo de la homosexualidad asumida por el protagonista, pues el origen del conflicto puede ser cualquiera, y la respuesta de la familia y de la sociedad guatemalteca va a ser siempre la misma: Buscar soluciones por medio de la religiosidad.

DE LA TRAMA

Pablo (Juan Pablo Olyslager) es un hombre que a cualquiera podría parecerle exitoso: Entrado en sus cuarentas, es un profesional estimado en su trabajo, tiene un círculo social refinado, una linda esposa, hijos y una familia unida.

Pero todo su mundo se empieza a resquebrajar cuando se enamora de otro hombre y se descubre su infidelidad.

La reacción de su esposa Isa (Diane Bathen) es prohibirle ver a sus hijos y echarlo de su casa. Pierde su empleo porque ya no encaja con los "altos valores éticos y morales" de la compañía y no lo dejan ver a sus hijos por temor a que les pueda "hacer algo".

Pero su familia cree tener la solución del problema: Someter a Pablo a un tratamiento para "curarlo" de la homosexualidad y qué mejor que los líderes de la iglesia a la que asisten para aplicárselo.

Con todo el deseo de recuperar a su familia, Pablo se enfrenta entonces a la disyuntiva de ser feliz o hacer feliz a los que lo rodean.

ASÍ LA VIMOS
No es una película fácil de ver, como apuntamos al inicio de la reseña.

Es de las pocas producciones de factura nacional que sí nos permite identificarnos con los personajes. Pero no de manera agradable.

Ya lo dijo Bustamente durante el pase de prensa: "Me han señalado de exponer en el extranjero una Guatemala fea, que nadie quiere ver. Pero créanme, allá afuera saben que así somos los guatemaltecos".

Quizás eso explica la decisión creativa de filmar en los lugares menos glamorosos del Centro Histórico, bajo la lluvia y usando una paleta de colores fríos y oscuros. Todo en el universo de Pablo es falto de color para reflejar el drama que atraviesa el protagonista.

La iglesia misma a la que asiste y en donde recibe el tratamiento, carece de empatía y tolerancia. Por el contrario, el mundo de Francisco (Mauricio Armas), su pareja, está lleno de música y relaciones interpersonales cercanas, quizás porque él sí se ha aceptado a sí mismo y está libre de remordimientos.

La fotografía es un poco oscura para mi gusto pero entiendo que es una decisión artística razonada. La banda sonora es mínima y en ocasiones se escuchan algunas canciones como "Ni un centavo" de Malacates Trébol Shop.

El trabajo actoral es la joya de la corona de la película. Una sorpresa muy agradable si se tiene en cuenta que en nuestro país no hay una tradición de actuación para cine. 

Además de Olyslager, destacan las actuaciones de Diane Bathen como la esposa, y la de Sabrina de la Hoz como la líder religiosa. Ambas son un verdadero hallazgo del director pues sin tener experiencia ante las cámaras, nos regalan interpretaciones excepcionales, llenas de matices, que nos llegan a tocar más de alguna fibra emocional.




EN RESUMEN
¿Vale la pena verla? Claro. Son producciones como esta las que van a permitir la maduración de nuestra incipiente industria cinematográfica aunque no sea una película fácil de ver. 

¿Tiene agenda como el resto de películas nacionales? A simple vista, uno podría juzgar que sí tiene una intención de favorecer la agenda LGBTI en nuestro medio, pero el filme es mucho más que eso. Sirve como espejo para que el espectador examine sus propios prejuicios.

¿Es explícita? Depende qué le ofende a cada espectador. Lo que sí puedo asegurarles es que el tema está tratado con bastante respeto y buen gusto por el director y no se enfoca tanto en la homosexualidad asumida del protagonista sino cómo afecta esto a su entorno familiar y social.



¿Ya la vieron? ¿La verán? ¿Qué les pareció? Me dará gusto saber su opinión.


Ficha técnica:
Nombre original: Temblores
Dirección: Jayro Bustamante
Reparto: Juan Pablo Olyslager, Mauricio Armas, Diane Bathen, Sabrina de la Hoz
Año: 2019
Estudios: La Casa de Producción/Tu Vas Voir Productions/Memento Films Production
País de origen: Guatemala/Francia/Luxemburgo
Duración: 1h47mins.
Relación de aspecto: 2:39
Visionado: Proyección Digital 4k 2D

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