“LA INVASIÓN” (2007) Bond contra parásitos extraterrestres

--> [RESEÑA]  Daniel Craig y Nicole Kidman se resisten a seres del espacio que se adueñan de los cuerpos y las mentes de los humanos.


Existen al menos cinco versiones de la novela clásica de ciencia ficción “Los Usurpadores de cuerpos”, escrita por Jack Finney en 1953. La última, es la que hoy nos ocupa, protagonizada por Nicole Kidman y un pre Bond, Daniel Craig.



Uno pensaría que luego de tantas versiones, no habría mucho de donde sacar un ángulo nuevo para ofrecer novedad al espectador, salvo las vueltas de tuerca necesarias para “modernizar” la historia.



Sin embargo, de alguna manera, el director se las arregla para atraparnos desde el primer momento en una vorágine de paranoia y delirio de persecución, que nos dura casi toda la película. Conste que dije “casi”.



DE LA TRAMA



En la novela original, un médico rural se enfrenta a una ola de histeria colectiva entre sus vecinos, quienes aseguran que sus amigos, parientes y parejas ya no son los mismos.



En “La invasión”, encontramos a la sicóloga Carol Benell, quien empieza a ver un patrón entre sus pacientes, quienes aseguran que “mi esposo ya no es mi esposo”, o “mi hijo ya no es mi hijo”, después que un transbordador espacial explota en su entrada a la atmósfera y sus restos quedan esparcidos por buena parte de Estados Unidos.



Resulta que adherido a los escombros, ha llegado al planeta una especie de espora espacial que contamina a quien la toque, dominando la razón y voluntad del infectado mientras duerme.



La versión oficial es que se trata de una cepa de gripe agresiva y el gobierno ordena vacunar a la población, pero lo que hacen en realidad es inyectar la espora acelerando la conquista del planeta.



Resulta interesante la paranoia que sufre la heroína desde el primer momento pues además de los trabes de sus pacientes, se enfrenta al reto de ser madre soltera (con sus respectivos miedos), un ex esposo con comportamiento extraño que quiere llevarse a su hijo, y la presión de su novio, el doctor Ben Driscoll (Craig).

¿Mala suerte en el amor? ¿Enemigos ocultos? ¿Siente que lo espían?


El director Oliver Hirschbiegel nos va creando la atmósfera de suspenso y tensión en pequeñas dosis, como cuando Carol se da cuenta que la calle ya no es un caos de ruido, tráfico y peatones, y en cambio los autos marchan a la misma velocidad, las personas caminan inexpresivas y en silencio, y en los parques hasta los niños se columpian en sincronía.



Lástima que ese suspenso tan deliciosamente construido se viene al traste rápidamente con lo poco imaginativo del segundo acto, cuando nuestros héroes descubren sin mucho esfuerzo cómo enfrentarse a los organismos espaciales.



Si el final hubiera estado a la altura de los de las anteriores versiones, se perdonaría lo endeble del guión pero Hirschbiegel no quiso arriesgarse y se decantó por un final azucarado y feliz, como mandan los estatutos del Hollywood convencional.



Influyó quizás, la multitud de correcciones de último minuto que se le hicieron al guión.



Mientras las versiones anteriores tienen subtextos como el sentimiento anticomunista en los cincuentas, o los esfuerzos individualistas de los setentas, “La Invasión” queda reducida a un fábula de suspenso y nada más.



Si se le quiere buscar a como de lugar un mensaje, pues diría que retrata el miedo a la modernidad, pero eso es una apreciación muy personal.

Y yo que pensé que el peinado de Craig en la saga James Bond era terrible.




EN RESUMEN



¿Vale la pena verla? Para pasar una tarde lluviosa de sábado en familia, no está mal.



Aunque sería un buen ejercicio buscar las adaptaciones anteriores: “La invasión de los usurpadores de cuerpos”, de 1956, dirigida por Don Siegel; “La invasión de los ultracuerpos”, de 1978 (la mejor para mi gusto), de Philip Kaufman; o la versión de Abel Ferrara, “Secuestradores de cuerpos”, de 1993.








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