"PIRATAS DEL CARIBE: LA MALDICIÓN DEL PERLA NEGRA" (2003) La reinvención del género de aventuras

[RESEÑA] Un herrero une fuerzas con Jack Sparrow, un pirata pendenciero, para salvar a su amor de las manos de una tripulación maldita.

Hay géneros que han sido decisivos para cimentar las bases del cine como medio masivo de entretenimiento a lo largo de la historia.

Ahí tenemos las películas vaqueras y la de gladiadores, que ha pesar de haber tenido mejores épocas, siguen estando en el gusto de cualquier cinéfilo que se respete.

Lo mismo podríamos decir del subgénero de piratas, cine de aventuras por excelencia y que en su momento llevaron multitudes de público a las salas para ver a un Douglas Fairbanks como el Pirata Negro, o las diferentes adaptaciones de "La isla del Tesoro".

Pero a medida que el mundo del cine evolucionaba a mundos galácticos y rudos héroes de acción, el subgénero iba menguando, pues ya no había mucho atractivo en ver a un grupo de rudos marineros sin superpoderes o armamento sofisticado, sorteando peligros en el mar.

La lápida casi se la pone el estrepitoso fracaso que significó en taquilla y de crítica "La pirata" (Cutthroat Island), de Reny Harlin en 1995, que no logró recuperar ni el  diez por ciento de su costo de producción.

Así que hacer una nueva película de piratas en los albores del siglo 21 fue una apuesta más que arriesgada para los estudios Disney, máxime si tomamos en cuenta que la inspiración era una atracción mecánica de uno de sus parques.  

DE LA TRAMA
La historia es bastante sencilla, ajustándose a los convencionalismos de un relato típico de piratas: Will Turner (Orlando Bloom) es un joven sencillo que está enamorado de Elizabeth (Kiera Knightley), la hija del gobernador de la isla Port Royak, quien está destinada a casarse con un prometedor militar en ascenso. Al menos es lo que papá pretende.

La corona británica está en plena guerra contra los piratas que saquean sus colonias caribeñas y justamente, uno de ellos, llega a Port Royal.

Jack Sparrow (Johnny Depp) es un excéntrico bucanero que busca desesperadamente recuperar su barco, el legendario Perla Negra, ahora capitaneado por Barbossa (Geoffrey Rush) quien se lo arrebató durante un motín. Tras un torpe intento por huir de la milicia, termina en los calabozos del puerto.

Ahora bien, Barbossa navega los mares buscando todos los doblones de oro de un tesoro azteca perdido con la finalidad de romper con una maldición que lo tiene a él y a su tripulación en una especie de limbo, entre este mundo y el más allá.

Elizabeth tiene el último de esos doblones y una noche Barbossa ataca al puerto. La chica intenta negociar con los piratas pero estos se la llevan consigo.

Turner entonces accede a ayudarle a Sparrow a escapar, con la condición que le ayude a encontrar a Barbossa y rescatar a su amada. A cambio, Will le ayudará al pirata a recuperar al Perla Negra.

Los hilos del destino de nuestros protagonistas se van entretejiendo para ofrecernos una historia llena de peligros, peleas con espadas, tormentas en el mar, fenómenos sobrenaturales y batallas navales.

 
   
ASÍ LA VIMOS
Si algo tenemos que reconocer y aplaudir, es la capacidad de los escritores en desarrollar toda una mitología a partir de una simple atracción de un parque de diversiones.

¡Y vaya si no lo lograron! El director Gore Verbinski, de moda en aquellos años por el éxito conseguido con "El aro", le sacó partido a la tecnología disponible para hacer una puesta en escena impecable.

La química entre los actores es más que evidente y si bien el elenco ofrece una sólida actuación, quien se lleva las palmas es Johnny Depp por su versión de un antihéroe mitad estrella de rock, mitad Pepe Le Pew de los Looney Tunes.

Además de los exóticos escenarios y elaborados vestuarios, la banda sonora transmite esa sensación épica justa que debe tener una peli de aventuras



El guión es sólido. No en balde fue elaborado por siete escritores. Además de aventura, romance y ocultismo, posee toques de humor que aligeran la trama para que pueda ser disfrutada por toda la familia.  

Quizás lo único que podríamos reprocharle a  la película son dos cosas: Primero, su duración. Es probable que con unos 20 minutos menos de metraje hubiera quedado más consistente. 

El otro detalle es la perfección de la batallas: La pelea de espadas entre Jack y Will es tan perfecta que se ve artificial, con todos los elementos cuidadosamente colocados en la escena, que no da chance de improvisación alguna, lo que le quita naturalidad.

Pero bueno, no es para ponernos exquisitos. Es una peli para revisitar de vez en cuando y redescubrir la esencia de lo que está hecho el cine de aventuras.




¿Ya la vieron? ¿La verán? ¿Qué opinan? 

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