"CONDENADO A VIVIR" (1935) Curiosa pieza vampírica de antaño

[RESEÑA] Drácula y el díptico del Dr. Jekill y el Sr. Hyde se fusionan en una sencilla pero efectiva historia.


Ser coleccionista de cine Z trae de vez en cuando ciertas satisfacciones. 

Eso de andar en mercadillos, ventas de garage, almacenes de libros usados o cualquier otro lugar en donde tu olfato te indique que puede haber una película, es una labor de amor.

Precisamente, la película que hoy nos ocupa fue encontrada en una modesta colección en DVD de horror vintage, comprada en apenas Q10 (algo así como US$1.25), allá por el mercado San Martin.

La colección me atrajo porque contiene una rareza (al menos en mi país) de Bela Lugosi: "Entierro a medianoche" (Bowery at midnight), que el buen Bela rodó cuando empezaba a declinar su carrera.

Además de esta, el disco contiene un par de filmes de Roger Corman y finalmente "Condenado a vivir" (Condemned to live), una gema escondida que resultó ser una agradable sorpresa. 

Estrenada en 1935, apenas tres años después del "Drácula" de Bela, se anima a reinventar el mito del vampiro con una vuelta de tuerca novedosa, al mezclarla con la trama de "El Dr. Jekyll y el Sr. Hyde". Pero entremos en materia.  

LA TRAMA 
No todos los días encuentra uno colecciones
como esta a precio de "me lo llevo puesto".
Tres exploradores se encuentran buscando refugio en una cueva en África. Uno de ellos es una mujer embarazada a punto de dar a luz.

Por mala suerte un murciélago la muerde en el cuello y el niño nace con una tendencia a la sangre que no se le desarrolla sino hasta años después.

Este niño, ya adulto, se convierte en el doctor Kristan (Ralph Morgan), muy querido y respetado en una pequeña villa europea de principios del siglo XX.

Este lleva una vida normal y hasta hay una chica que lo admira y que tiene planes de casarse con él, pero un día... más bien una noche, hallan el cadáver de una persona a quien le han drenado la sangre.

Como reza el dicho "Pueblo chico, infierno grande", el terror empieza a crecer entre los pobladores que rapidamente se arman en una turba iracunda (clásica en este tipo de películas) exigiendo justicia.

El buen doctor le explica al populacho que lejos de tratarse de un monstruo como todos creen, los crímenes pueden haber sido cometidos por un murciélago vampiro.

Lo que no saben es que Kristan ha empezado a padecer desvanecimientos, sobre todo en la obscuridad, y es en ese momento cuando entra en un trance que le hace salir a buscar víctimas para calmar su sed de sangre.

El médico tiene un ayudante jorobado que descubre su secreto pero, quizás al ser el único ser humano que le ha dado cariño y compasión, decide protegerlo y anda desapareciendo los cadáveres que su maestro va dejando cada vez que sufre uno de esos ataques de vampirismo.

Todo se complica una noche cuando  Kristan decide visitar a su prometida y entra en trance cerca de la casa de la joven a quien ataca. Afortunadamente Zan, el jorobado, logra rescatarla pero unos pobladores que han decidido patrullar las calles lo confunden con el agresor y lo persiguen hasta una cueva para lincharlo.

Kristan recupera la conciencia y decide asumir la consecuencia de sus actos y voluntariamente confiesa sus crímenes cuando la turba está a punto de ejecutar a Zan.

Para salvar a su fiel sirviente, Kristan decide tirarse desde un acantilado para ya no seguir causando daño y tras él, se lanza Zan, quien sabe que después del doctor, nadie le tendrá compasión.

  
ASÍ LA VIMOS
El doctor Kristan y su fiel jorobado Zan.
Para ser una película filmada con pocos recursos está muy bien conservada. El blanco y negro siempre me ha fascinado pues le imprime a los filmes una atmósfera difícil de replicar con la tecnología de hoy.

Lo mejor es la originalidad con la que abordan el tema del vampirismo y se atreven a proponer otro origen más científico y menos sobrenatural de los chupasangres.

A pesar de que contiene elementos "cliché" como la dama en peligro, el amigo científico y hasta el jorobado de turno, la película les da roles novedosos.

Hasta me atrevo a decir que la historia contiene sutiles manifiestos antiracistas o contra estereotipos sociales, sobre todo cuando la turba acusa al jorobado de ser el monstruo. "Qué de bueno puede haber en un jorobado", grita la muchedumbre.

Y resulta que el atormentado Zan es, si no el héroe, el único a quien le importa lo que pueda pasarle al doctor.

La película dura poco, apenas una hora y siete minutos, pero nos deja satisfechos aunque con ganas de seguir redescubriendo esas gemas olvidadas del cine de horror retro.     

La buena noticia es que al caer en dominio público, es fácil conseguirla para verla en linea. 

La mala, es que después de una búsqueda, no pude publicar un enlace que la tenga en español o subtitulada.

Por si les interesó, los invito a verla. Ideal para una tarde lluviosa de sábado o una de esas madrugadas en las que el insomnio nos acompaña. Ah.. y prometo reseñar las otras tres películas que trae esta colección.



 



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