"MORGAN" (2016) La adolescencia es jodida

[RESEÑA] Una corporación debe decidir si elimina a una joven creada en un laboratorio y que se ha convertido en un peligro potencial.

"¿Qué es Morgan?". Así se publicita esta modesta película de ciencia ficción y suspenso estrenada esta semana y que nos promete una versión 2.0 del mito de Frankenstein.

Bueno, ¿qué es? Se trata de una historia con aires de inteligente que no llega a la altura de "Ex machina" o "Especies".

Eso sí, trae un elenco respetable de caras conocidas entre nuevas y veteranas, que respaldan una historia que si bien no es perfecta u original, al menos es entretenida.

DE LA TRAMA
Kate Mara ("House of cards", "Cuatro fantásticos") es la agente Lee Weathers, enviada por una misteriosa corporación a investigar un violento incidente que involucró a Morgan, un ser creado con ADN artificial a través de la bioingeniería.

Morgan (Anya Taylor-Joy) tiene la apariencia de una adolescente pese a tener sólo cinco años de edad. Además de ser sumamente inteligente, ha sido capaz de desarrollar un vínculo emocional entre los científicos que la crearon y la han cuidado.

Ella... o eso... ha empezado a exhibir un comportamiento errático y en extremo violento, al punto de sacarle el ojo con un cuchillo a la doctora  Grieff (Jennifer Jason Leigh) mientras cenan. O sea, se ha empezado a comportar como una adolescente promedio.

Típica mirada de quinceañera cuando no se le deja ir de parranda.
 
El trabajo de Weathers es evaluar si Morgan es un riesgo potencial, no solo para el programa de creación de humanos artificiales sino para el público en general. 

De serlo tiene la orden de eliminarla, cosa que se complicará cuando algunos de los científicos que la han fabricado se oponen porque la ven como una hija.
  
ASÍ LA VIMOS 
La premisa de la película, que dicho sea de paso es dirigida por Luke Scott, hijo de Ridley Scott (Alien) es interesante y plantea los entresijos éticos de jugar a ser Dios.
Y así lo plantea desde el principio, como cuando Lee conoce a Morgan por primera vez o cuando esta, cual adolescente rebelde, lanza cuestionamientos incómodos sobre su existencia.
Lástima que poco a poco el filme cae en los clichés de la ciencia ficción comercial, sobre todo cuando Morgan escapa de las instalaciones donde está recluida.
El filme se transforma entonces en una versión genérica de "Terminator" en la que la agente Lee trata de darle alcance y eliminarla.
Pero eso se perdona pues a estas alturas el filme ha conseguido llamar nuestra atención. Quizás la nota baja se la lleva la vuelta de tuerca final que lejos de ser sorpresiva, ya hemos adivinado desde el principio.
Pese a eso, "Morgan" se las arregla para ofrecernos algunas sorpresas agradables. La mejor de todas es el duelo actoral entre  Taylor-Joy y el experimentado Paul Giammatti, quien interpreta a un sicólogo llamado a evaluar la sanidad mental de la adolescente artificial.
La chica, a quien ya alabamos por su papel de Thomasin en "La Bruja", se da el lujo de ponerse codo a codo con Giamatti en la escena de la evaluación siquiátrica. No cualquiera puede hacer eso.
Taylor-Joy nos ofrece un abanico de emociones que van del miedo a la ira, interpretados deliciosamente. Esa escena vale el costo del boleto.  

¿Ya la vieron? ¿La verán? ¿Qué opinan? 

 

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