"IT" (1990) El humor retorcido de Stephen King en toda su gloria

[RESEÑA] Un grupo de amigos debe regresar a su pueblo natal para enfrentar a una entidad diabólica que cada 30 años se alimenta de los niños del lugar.


Con el próximo estreno de la versión cinematográfica de una de las mejores novelas del "maestro del terror", bien vale la pena echarle un vistazo a la primera adaptación de "It" (Eso), realizada a principios de los noventas en formato de miniserie.

Ya en anteriores ocasiones hemos dicho que el mejor vehículo para adaptar las obras de Stephen King es la televisión, o como ocurre en los últimos años, las plataformas de streaming. Y es que el nivel de meticulosidad y de detalle de sus obras no caben en apenas dos horas o dos horas y media de película en el mejor de los casos. 

¡Sólo la novela en la que se inspira la miniserie que hoy nos ocupa tiene 1,504 páginas!. Así que imaginen la cantidad de historia que se tendría que sacrificar para comprimir la trama en dos horas.

"It", la versión de TV es considerada una de las mejores miniseries transmitidas en los noventas y no es para menos pues fue dirigida por un veterano del género del terror, nada menos que Tommy Lee Wallace, protegido de John Carpenter, de quien aprendió muy bien el negocio.

También cuenta con un talentoso reparto entre veteranos y jóvenes promesas que años después han hecho una destacada carrera, entre ellos, Tim Curry, Annette O'Toole, Seth Green, Emily Perkins, Jonathan Brandis y Olivia Hussey, por mencionar algunos.  

DE LA TRAMA
Estamos en Derry, un pequeño pueblo que cada 30 años sufre situaciones extrañas como grandes incendios, olas de crímenes sin explicar, o la desaparición de algunos de sus habitantes.

Allí vive un grupo de pre adolescentes desadaptados que han formado el "Club de los perdedores", como un mecanismo de defensa ante padres abusivos y el acoso escolar de algunos desadaptados.  

Cada uno empieza a tener visiones sobre un tenebroso payaso que se presenta como Pennywise, quien los tortura sicológicamente amenazándolos con llevarlos a sus dominios, debajo de la red de alcantarillas del pueblo. De hecho, eso le pasó al hermanito de uno de nuestros héroes, mientras jugaba con un barquito de papel una tarde de lluvia.

El Club de los perdedores hace una alianza con tal de enfrentar a Pennywise, que al parecer es una entidad diabólica capaz de cambiar de forma y aparecer en los sitios menos pensados.

Después de un primer enfrentamiento en el que salen parcialmente victoriosos, los chicos prometen juntarse de nuevo si Pennywise vuelve a aparecer. Eso fue hace ya 30 años y ahora, como adultos, han olvidado esa aventura... hasta que una nueva ola de asesinatos de niños golpea a Derry de nuevo.

¿Cumplirán su promesa de volver al pueblo y enfrentar sus miedos infantiles? ¿Podrán tener la fuerza y la fe suficiente para derrotar al mal de una vez por todas? 

 

ASÍ LA VIMOS 
La historia nos atrapa desde los primeros minutos cuando conocemos a la primera víctima de Pennywise, el pequeño Georgie. Este le ruega a su hermano mayor que le haga un barquito de papel. Ese primer encuentro con el payaso en la alcantarilla traumatizó a toda una generación de jóvenes televidentes.

Obviamente el crédito de ese trauma se debe en mayor medida a la estupenda caracterización que hizo el actor Tim Curry del payaso asesino. Curry supo proyectar a cabalidad el miedo y el humor retorcido del personaje creado por Stephen King.

Como dijimos antes, el sólido reparto también hace lo suyo, pero es el Club de los perdedores en su faceta pre adolescente, la que se lleva las palmas. Pocas veces hemos visto tan buena química en un grupo de actores juveniles. Su actuación en equipo atrapa la atención de televidente de principio a fin.

Como toda miniserie de la época, se transmitió en dos partes, siendo la primera la que está mejor lograda. En la segunda parte y final, la acción recae en nuestros héroes en su faceta adulta, pero este ensamble actoral no logra estar a la altura de su contraparte juvenil.

Sin embargo, el ritmo que le impone Wallace a la historia hace que funcione muy bien y nos mantenga entretenidos y emocionados. Quizás la parte más floja es el final, en el que los efectos especiales de la época no le hacen justicia a la historia.

Ya lo dijo Wallace en alguna oportunidad que el poco presupuesto disponible no permitió diseñar a la criatura terrorífica en toda su gloria. Y se nota pues ahora, los efectos lejos de dar miedo nos arrancan una que otra risita.   
   
EN RESUMEN
• ¿Vale la pena verla? Sí. No sólo por lo sólido de su producción sino porque es una estupenda muestra de la buena televisión que se hacía a principios de la década de los noventas.

• ¿Da mucho miedo? En su momento lo dio. En estos días es probable que no cause el mismo impacto, pero "It" es mucho más que una fábula sobre un payaso asesino.

Se pueden hacer lecturas sobre cómo las experiencias vividas en nuestra juventud pueden llegar a determinar cómo seremos en la adultez. 

Abundan también las metáforas sobre las brechas generacionales entra padres e hijos, como cuando el padre de Beverly, una de las protagonistas, es incapaz o no quiere ver la sangre que fluye a borbotones en el baño a borbotones mientras ella está ahí. 

• ¿Qué Pennywise es mejor, el de la tele o el del cine? Difícil decirlo. Es mejor esperar a ver la nueva versión de cine para hacer la comparación. No es bueno dejarse llevar por críticas adelantadas, que casi siempre, están diseñadas para atraer a más gente al cine. Mejor saquen ustedes sus conclusiones y nos comparten su opinión

¿Ya la vieron? ¿La verán? ¿Qué les pareció? Nos dará gusto saber su opinión.



Ficha técnica:

Nombre original: It 
Dirección: Tommy Lee Wallace
Elenco: Harry Anderson, Annette O'Toole, Tim Curry
Año:1990
Estudios: Warner Bros/Lorimar Television
País de origen: Estados Unidos
Duración: 3h07m
Relación de aspecto: 1:85
Visionado: DVD Standard 2D
 

1 comentario:

  1. Al parecer no leíste la novela. El padre de Beverly no ve la sangre porque el es parte de Derry. Los adultos ya están inmersos en la maldad del pueblo y son incapaces de ver estos sucesos. Así como de preocuparse por la creciente desaparición de niños. O los brotes violentos.

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